18 ene 2014

Un Roscón muy colorista.



    Este año he vuelto a preparar el Roscón de Reyes para mi familia.
   La masa del roscón ha sido la de siempre, la de Toñas de Biar, ya sabéis que es diferente a la que se utiliza para este típico dulce.
   Para el relleno preparé nata montada y crema pastelera.
  Y para la decoración, he querido darle un poco de color con las pastillas de chocolate recubiertas de azúcar coloreado, que gusta a todos.



    Un roscón diferente.

Mi primera casita de jengibre.


   Las Navidades ya han pasado y parece un poco fuera de tiempo poner galletas navideñas pero lo tenía pendiente.
   Según mi experiencia, hacer una gingerbread-house no es nada complicado, sí es cierto que antes de hacerla, recorrí varias páginas de internet y vi algunos vídeos, especialmente para orientarme en la decoración, y tengo que decir que todo me resulto muy útil. Yo pensaba que primero se hacía la casa y luego se decoraba, y la verdad es que con toda la lógica del mundo, primero se decora todo lo posible: ventanas, puerta. paredes,.... y luego se monta.
   Os voy a decir mis fallos, o mejor lo que he aprendido de mi experiencia.
   En primer lugar, el proceso no se debe acelerar. Yo lo quise acelerar y se me partió parte del tejado que luego pude reparar. Lo segundo, y más importante, es la densidad de la glasa: tiene que ser casi glasa madre.Yo le puse un poquito de agua para que fluyese mejor de la manga pastelera.
   El proceso que seguí fue el siguiente: hice mis propias plantillas, aunque en internet hay varias páginas para descargar, corté las galletas y las horneé tostaditas, para que resistiesen bien el peso.
   A continuación preparé las chuches para la decoración y la base: una plancha de corcho blanco forrado de papel de aluminio.
   Empecé decorando la puerta, las ventanas, la pared trasera, los abetos,....




   Estaba impaciente por montarla y... utilicé una glasa demasiado líquida que resbalaba y humedecía la galleta, primer error. Tuve que hacer glasa nueva. Cuando por fin tenía las cuatro paredes, que no necesitaron apoyos, empecé a colocar el techo, pero como no había dejado secar la base, se desmontaba todo. Total vuelta a empezar, aquí es donde se me partió el techo, por cabezota.
   La monté de nuevo y la dejé secar hasta el día siguiente. La paciencia es imprescindible.
  A partir de aquí todo perfecto, excepto cuando busqué las paredes de la chimenea que alguien se había comido creyendo que eran recortes que no valían







   Os animo a que, para las próximas Navidades, montéis vuestra propia casa de jengibre, no es tan complicado como parece. ¿Vale?